Ya ni siquiera mereces que pronuncie tu nombre. ¿Para qué? ¿Acaso responderás cuando te llame? Creo que no, definitivamente no.
Ni rencor, ni resentimiento, ni nada de eso, y cuando digo nada es nada. Nada es lo que ya siento por ti. Ya no queda ningún sentimiento respecto a ti. Ahora solo siento impotencia contra mi.
Y en cuanto a ti, no tengo nada que decir...
No hay comentarios:
Publicar un comentario